Subvertir la universidad para contagiar la esperanza. #SumateAlParo #ITESOconAyotzinapa #5N

Muchos lo han dicho ya, otros quizá lo advertíamos desde hace tiempo, organizaciones como Human Rights Watch lo confirman hoy, nuestro país vive una de sus crisis más profundas desde 1968. Lo sucedido en Iguala con los normalistas de Ayotzinapa deja completamente expuesto el carácter reiterado y sistémico de la necropolítica a través de la cual gobierno mexicano opera “disciplinando” a la sociedad. Aquí, en este pedazo de tierra entre el Bravo y el Suchiate ya no se distingue más entre un narco y un presidente municipal. Así, por acción u omisión de los tres niveles de gobierno hoy los mexicanos – los indignados, estamos entre el terror y la esperanza, entre la incertidumbre y la solidaridad.

Hoy nos encontramos a más de 39 días del asesinato de 6 personas y la desaparición de 43 normalistas. Después de 2 jornadas de movilización el 8 y el 22 de octubre, este 5 de noviembre se convoca a un gran paro nacional estudiantil en México. En Guadalajara, el ITESO, la universidad en donde curso mi licenciatura, hasta el día de hoy nunca había optado por ir a paro por ninguna razón. Ni siquiera cuando ocurrió el levantamiento zapatista, tampoco en 1968.

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Foto de @Mala_Influencia

El anuncio de un paro activo por parte de rectoría se explica en función de una comunidad de estudiantes indignados que ha empezado a entretejer una organización solidaria. Después de una tercia de asambleas, después de formar comisiones para desempeñar tareas y de muchas reuniones. Hoy un incipiente movimiento estudiantil recorre las aulas y los pasillos de una universidad privada, de carácter religioso y considerada de “elite”. Esto en una ciudad comúnmente considerada como un bastión de la derecha mexicana.

Empero, lo que pasa en mi ciudad y en mi universidad es una de muchas muestras de solidaridad, en todo el país miles y miles de estudiantes nos hemos movilizado constantemente en las últimas semanas. Hemos llevado la indignación a las calles y a las escuelas, la potencia a las marchas y hemos elevado el compromiso de nuestra generación, elevando la presión política mediante tomas y paros. También a nivel internacional el tamaño de la crisis ha conseguido perforar el cerco mediático y el “Mexican moment” tan cacareado por nuestros rebuznantes, que diga, gobernantes. Múltiples manifestaciones se han llevado a cabo desde Sydney hasta Toulouse, de Buenos Aires a Stuttgart.

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Ante este panorama de completo descrédito por el que pasa el sistema político mexicano a nivel internacional, nacional y local, algo es seguro: los que nos quieren con miedo nos estarán observando este 5 de noviembre con todos sus recursos, con todas sus intenciones retorcidas – lo que debemos hacer nosotros es sonreír, contagiarnos de fuerza (y no por autocomplacencia) sino más bien por ellos, los 43 que están ausentes, las 6 personas que nos arrebataron el 26 de septiembre de 2014 y los miles que ya se nos han adelantado en estos últimos años.

La esperanza en México, dicen, es un bien escaso. Que porque nos han jodido, que porque en este país no se puede hacer nada, que más vale no meterse porque luego nos va mal, que mejor en público no hablar ni de política, ni de religión. ¡No más! Hoy es hora de asimilar que a lo que más le temen los que operan con la política del miedo, es que reivindiquemos la risa, la organización, la articulación y con ello el debate y la confianza. Porque hacer política no es tener un cargo público y solapar la corrupción, es encontrarte frente a frente con los demás para resolver los problemas comunes. Porque la educación que transforma la realidad se da en la equidad, en lo común, sin reproducir las jerarquías y las manías del sistema.

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He podido palpar en carne propia un sentimiento de indescriptible incertidumbre que estoy seguro pasa por muchos de nosotros. Por eso este miércoles 5 de noviembre es hora de subvertir la universidad para contagiar la esperanza, de coincidir en la diferencia, reunir nuestras soledades y convertirlas en llanto o en risa, en foro o pinta. Es momento de construir un paro con memoria, con fuerza y compromiso. Por nosotros, por los que vienen, por los que están ausentes y por los que no debieron morir. Basta de recordar tragedias, que Ayotzinapa no se repita nunca, construyamos y seamos nosotros mismos el punto de inflexión, de no retorno.

Porque la historia nos obliga a hacer historia…

@JuanYvesPalomar