De heyokas y el poder de la palabra

Desde hace siglos en la nación Lakota de los Sioux en lo que hoy conocemos como Norteamérica circula la vieja leyenda del “hijo del trueno”, un linaje de adivinadores que su herencia hace presencia de tanto en tanto en las generaciones de los naciones originarias de la gran llanura. En estos territorios la persona heyoka no solo tiene poder chamanico, sino que es la estirpe más poderosa de ellos. Al mismo tiempo ejerce un poder singular pues lidera en la búsqueda espiritual y también la política 

Hay quien piensa que los pueblos originarios al norte del Río Bravo son escasos y les considera como “poco avanzados” y como sociedades aisladas. Nada más lejos de la realidad. Han jugado su propio juego geopolítico a traves de la historia de Norteamérica, tanto en Canadá como en Estados Unidos, (así como en México) y que las élites económicas urbanas continentales deliberadamente no han querido reconocer.

Su influencia ha variado a traves de los siglos de colonias y durante las guerras de independencia, como las diferentes campañas de expansión de lo que hoy es Estados Unidos, en sus conflictos con Francia y después con México, así sucedió también a traves de la guerra civil del sur contra el norte. así también han mantenido contacto con diferentes pueblos tanto de Canadá como de México. Hoy en día esta conversación sigue, y no, no es una política de documentos y oficinas ni grandes congresos. 

No se trata solo de instrumentar grandes despliegues, ni un poder logístico durmiente. Lejos de esas coordenadas la tradición oral de muchas culturas, entre ellas las Sioux, comparten aprendizajes y enseñanzas inmateriales incalculables. Resulta revelador el escepticismo (que no desconocimiento) a la palabra escrita, el valor que otorgan a la creación de momentos y su gran respeto por la Historia de los pueblos, ya se trate de hechos históricos o relatos mitológicos. Rasgo que comparten las culturas preexistentes a la llegada de Colón.

De las personas heyoka se ha dicho mucho, entre eso hay quien asegura que caminan hacia atrás, que dominan el poder de las tormentas y que son capaces de predecir el futuro, pero quizá una de sus mayores potencias es la capacidad descomunal para interpretar el pasado y traer su significado al presente. ¿Cómo saber el alcance y tamaño de ese poder? Es imposible saberlo, está fuera del registro cultural de la modernidad.

El reflejo de la visión de los Sioux demuestra la importancia que tiene la naturaleza y la convivencia sostenible con su entorno tanto en términos de aprovechamiento de las tierras, de recursos geológicos, de flora, como de población animal. Historias y leyendas que han recorrido diferentes familias y generaciones hacen patente su reflexión sobre la condición humana y la relación de los pueblos con el mundo y el universo. La estrecha relación cultural con el bisonte es comparable y paralela a la de la cultura wixarika con el venado, por poner un ejemplo de la familiaridad de los pueblos de las grandes llanuras con las culturas del sur.  

Otro de los elementos en común que marca las características de una matriz civilizatoria compartida en lo que hoy se considera América es la “fiesta” o la ceremonia. De ella se desprenden interpretaciones de la actualidad a traves de cada una de las personas que asisten y después los aprendizajes se traducen a decisiones políticas y determinaciones específicas llevadas a cabo por las asambleas comunales. Así las gentes Heyoka, como también las Mara´akate, juegan un rol fundamental sobre el rumbo histórico de sus pueblos.  

La famosa frase “la historia la escriben los vencedores (de la guerra)”, una máxima de la modernidad se desmorona bajo el testimonio de la experiencia de familias supervivientes a procesos de ocupación de siglos, así como las poblaciones que han vivido en carne propia las principales batallas militares de la época contemporánea. Tanto las ocupaciones coloniales de los imperios así como las guerras mundiales han demostrado que cuando se arrasan pueblos enteros, se persiguen idiomas o se exterminan ciudades en realidad la única derrotada es la humanidad, sin importar el pueblo, sin importar el bando. 

Los pueblos Sioux por años sufrieron de la prohibición: de culto religioso, de su lengua, y el uso tradicional de vestimenta signo de discriminacion indudable que desgraciadamente han compartido con pueblos como el Wixarika ,y otros, que por siglos también han sido desplazados, excluidos de las zonas urbanas y perseguidos por su fe. De esta forma también se ha intentado estigmatizar a chamanes, heyokas y mara´akate que tratan de guiar el andar de las nuevas generaciones de este milenio.

Hoy muchas de estas lideresas comunales continúan contra viento y marea con el trabajo en favor de sus pueblos. Migrantes, profesionistas, agricultores tradicionales, profesores, o policías, muchas de ellas cumplen hoy con la responsabilidad de su herencia ancestral y también siembran el futuro del mundo desde donde están, ya sea en la llanura, los lagos, la sierra o la ciudad. Son supervivientes de una genealogía perseguida por más de 500 años y siguen aquí compartiendo amor y conocimiento con el resto de la humanidad.

 Este texto va por todas esas maestras y maestros que a la luz del fuego aprenden algo nuevo cada día. ¡Aho!

@juanyvespalomar