El 23 de Septiembre de 1970, algunos años antes de la histórica visita del presidente chileno Salvador Allende a la universidad de Guadalajara, sucedió uno de los acontecimientos más importantes de la historia política de la capital de Jalisco durante el siglo XX. Ese día un grupo de estudiantes compuesto por aproximadamente 80 personas de los barrios de San Andrés, Oblatos, Atemajac y otros, liderados por los vikingos en alianza con la familia Zuno, y distintos dirigentes de escuelas, tomaron en protesta la Casa Del Estudiante. Edificio que estaba localizado en la calle de Colón, contiguo al Templo de Aranzazú, a media cuadra de la avenida Alcalde.
El lugar era controlado entonces por la Federación de estudiantes de Guadalajara (FEG), organización liderada por Fernando Medina Lua que era respaldada por el Presidente de México, Luis Echeverría Álvarez. Al momento del asalto, de madrugada los dirigentes oficialistas se encontraban desprevenidos gracias a lo cual una cuadrilla de estudiantes de la Frente Estudiantil Revolucionarios (FER) logró colarse por uno de los costados y abrir la puerta frontal del edificio, por lo que el control del lugar tuvo un cambio de manos súbito que impidió mayor reacción o represalía. La cual vendría después de diferentes formas.
La toma de la Casa del Estudiante representa un hito para la historia de la movilización social en Jalisco. Ese día llega ,por primera vez en mucho tiempo, una gran demostración de que las fuerzas políticas alternativas al orden establecido pueden derrotar a las viejas maneras de entender el poder. La sola idea de que una “horda de mugrosos», hijos de obreros se organizaran políticamente para defender sus ideas y sus aspiraciones fue una cuestión que le caló en lo más hondo a los poderes facticos, y que causó desvelo a varios conservadores. Aún hoy el fantasma del comunismo y el socialismo sigue siendo utilizado como arma para azuzar el miedo y buscar la desmovilización política.
Así, después de la toma de la que se consideraba hasta ese momento como la sede y centro de operaciones de la FEG, los estudiantes agrupados bajo el FER decidieron emprender una campaña política en las diferentes facultades, secundarias y preparatorias de la Universidad de Guadalajara para dar a conocer la organización y las causas de su conformación. Es por ello que el 29 de Septiembre de 1970 una comitiva de integrantes del movimiento acudió a la Escuela Politécnica para realizar una asamblea con los estudiantes. Es ahí, cuando un poco antes de las 12 del medio día, casi al terminar la convocatoria según relatos de testigos, llega al lugar un grupo de automóviles con integrantes de la FEG, entre ellos su presidente quien a gritos inicia la agresión acompañado por una violenta ráfaga de balas en contra de las personas reunidas en la asamblea.
Durante la balacera en la Escuela Politécnica mueren cuatro personas, entre ellas un vendedor de cocos que algunos diarios comentaron que no portaba ningún tipo de acreditación, además de que fue herido de gravedad durante el fuego cruzado quien iniciara la balacera, el dirigente de la FEG Medina Lua, un cómplice suyo, varios militantes del FER y más de 20 personas. Como lo narran los testimonios recopilados por Rodolfo Garmiño. A partir de la matanza en el Politécnico se comenzaron a intensificar las redadas por parte de la policía, la FEG y el servicio secreto en los barrios de Guadalajara como Oblatos, Analco, Atemajac, El Batan y sobretodo, San Andrés.
“Llegaban y levantaban a quien veían, al preguntarle que porque a ellos decían que era porque tenían cara de pandilleros (…) Nos golpeaban nada más porque éramos de San Andrés y hasta porque no era uno de allí.” narra uno de los testimonios. Mientras los periódicos de la ciudad reportaban la nota favoreciendo las versiones oficiales diciendo que las autoridades realizaban pesquisas para retener a los grupos violentos responsables de la balacera en la Escuela Politécnica, decenas de militantes del FER decidían exiliarse de la ciudad y muchos eran detenidos, recluidos en penales o centros clandestinos, torturados y desaparecidos.
Al día siguiente de la represión en la Escuela Politécnica y de las redadas en los barrios, el 30 de Septiembre de 1970 el ejército desalojó violentamente a los militantes del FER del edificio vecino al templo de Aranzazú y cumplió a través de una catapulta la orden de demolición asignada para el edificio. Este lugar es clave para la vida estudiantil de Jalisco porque fue el epicentro del movimiento estudiantil opositor en la ciudad y había sido hogar anteriormente de la Federación de Estudiantes Socialistas, mejor conocida como la FESO.
La exigencia por más espacios para nuevos estudiantes, la reivindicación de la libertad política en la universidad y la lucha en contra del autoritarismo del sistema político, son algunas de las luchas más significativas que fueron empujadas por el movimiento estudiantil del FER y que fueron canceladas por la violencia del Estado. A punta de bala, desapariciones, tehuacanazos y catapultas los responsables políticos del viejo PRI le robaron el futuro a miles de estudiantes y de familias de Guadalajara.
“Los estudiantes nos dimos cuenta que después de la represión del Estado y de la FEG se había agotado el cauce legal, fue cuando decidimos el camino a la autodefensa, teníamos que defendernos y seguir resistiendo” relató Lilia Gutiérrez Campos. De esta manera, la exacerbación de la violencia por parte del gobierno y sus grupos afines orilló a decenas de militantes del FER a vivir de la noche a la mañana en la clandestinidad. Un par de meses despues, el 23 de Noviembre de 1970 un grupo de integrantes de la FEG asesinaría a Arnulfo Prado Rosas «el compa» lider del barrio de San Andrés, integrante de los Vikingos y dirigente del FER.
A partir de entonces la ciudad de Guadalajara quedó sumida en la violencia política por varias décadas y bajo el control del grupo favorecido por la criminal persecución orquestada desde el gobierno. Así inició el periodo conocido como «la guerra sucia» en donde los grupos opositores fueron hostigados, amenazados y disueltos a como diera lugar.